Los inquilinos de Chinatown lograron un acuerdo en un caso de discriminación y acoso contra Valstock Management
Contactos para medios de comunicación:
Legal Assistance to the Elderly, kfolk@laesf.org
Advancing Justice – Asian Law Caucus, media@advancingjustice-alc.org
Los inquilinos inmigrantes durante años han llevado a cabo una lucha para que los habitantes de San Francisco defiendan sus derechos a tener una vivienda libre de acoso y discriminación, así como también el acceso a la comunicación en su idioma.
Este acuerdo histórico envía un mensaje de responsabilidad a los arrendadores de propiedades en San Francisco para que respeten a los residentes de bajos ingresos.
SAN FRANCISCO – Como parte del actual reconocimiento acerca de la urgente falta de viviendas asequibles a lo largo de la ciudad y de un creciente movimiento de inquilinos que se vieron obligados a organizarse para proteger sus derechos, ocho inquilinos de Single-Room- Occupancy (SRO) [viviendas de una sola habitación] de Chinatown en el 1350 de Stockton y el 371 de Broadway y la Community Tenants Association (CTA) han conseguido un acuerdo sin precedentes que afirma su derecho a vivir pacíficamente en el barrio y los edificios que lo llaman hogar. Con el apoyo de Advancing Justice – Asian Law Caucus, Legal Assistance to the Elderly y la asesoría legal pro-bono del despacho legal mundial Ropes & Gray, un pequeño grupo de inquilinos inmigrantes chinos de bajos ingresos, de los cuales todos son personas mayores menos uno, han ganado una lucha colectiva para permanecer en sus hogares con control de arriendo, a largo plazo, libres de la discriminación y el acoso de una de las empresas de administración de SRO más grandes de San Francisco.
Como parte del acuerdo alcanzado en agosto, la parte demandante será indemnizada con $618.000 por Samantha Seto, Kelvin Yee, la organización de gestión de la propiedad Valstock Management y sus empresas relacionadas. Valstock Management y los demás demandados igualmente se comprometieron a cambiar las prácticas de administración de aquellos edificios que provocaron la demanda.
“Muchos de nosotros hemos vivido en los edificios durante una década o más. Nos mudamos allí porque era lo único que podíamos pagar. Es importante para nosotros vivir en Chinatown, donde podemos hacer nuestra vida en una comunidad que nos entiende y donde nos sentimos en casa”, afirmó Shao Yan Chen, uno de los demandantes, de 76 años de edad, residente de la 1350 Stockton. El Sr. Chen y su esposa alquilan una pequeña habitación de 2 x 3 metros y comparten los baños y la cocina con 50 hogares de su piso. La habitación, aunque estrecha, ha sido su hogar durante casi 13 años. “El acoso comenzó después de que la actual administración se hiciera cargo del edificio a finales de 2016. Teníamos miedo de que nos echaran. La comunidad se presentó para manifestarse con nosotros, pero el acoso no cesó. No creo que el propietario pensara que nos íbamos a poner en pie de lucha, pero lo hicimos. Me siento bien de haber levantado la voz y logrado que la administración del edificio esté en proceso de mejorar sus prácticas”.
Los demandantes alegaron que los demandados los acosaron y discriminaron, incluyendo situaciones como las siguientes:
- Amenazar e imponer multas de $200 por prácticas habituales como colgar la ropa fuera de las ventanas o dejar zapatos afuera de las puertas;
- Instalar temporizadores en las duchas;
- Publicar avisos diciéndoles a los inquilinos que no tenían un contrato de alquiler vigente cuando en efecto lo tenían y ordenándoles a firmar contratos nuevos y onerosos de 40 páginas que no podían leer o entender;
- Decomisar la ropa colgada de los inquilinos y tirarla en el contenedor de basura, incluyendo la manta del bebé de uno de los inquilinos;
- Instalar cámaras de vigilancia en espacios comunes como la cocina y los pasillos;
- Colgar avisos únicamente en inglés en las puertas de los inquilinos y negarse a traducirlos o explicarlos, aparte una línea escrita en chino que les decía a los inquilinos que si no entendían fueran a ver un abogado
- Publicar avisos sobre supuestas infracciones a las normas que incluían fotos de inquilinos tomadas con las cámaras de vigilancia; y
- Crear un ambiente temeroso para que los inquilinos tengan miedo de que cualquier cosa que hicieran sería usada para desalojarlos.
Como parte del acuerdo, Valstock Management se comprometió a acabar con muchas de las prácticas administrativas de las que se quejaban los demandantes. El acuerdo estipula que Valstock deberá:
- Proveer a todos los inquilinos, de manera prospectiva, contratos de arrendamiento bilingües, tanto en inglés como en chino, traducciones al chino de todas las notificaciones materiales que afecten su arrendamiento;
- Poner fin a su práctica de imponer las controvertidas multas de 200 y 50 dólares a los inquilinos de los dos edificios;
- Permitirles a los demandantes colgar la ropa en sus ventanas para secarla siempre y cuando no sea en escaleras de incendios;
- Asegurarse de que por lo menos un miembro del personal que hable chino esté disponible en la oficina de administración de la propiedad para todos los inquilinos que hablen chino y que busquen asistencia durante el horario de oficina;
- Proporcionar a los inquilinos de habla china un recibo bilingüe fechado, escrito en inglés y chino, en el que se reconozcan sus solicitudes de reparación cuando se haga dicha solicitud;
- Garantizar que todo el cuerpo directivo y el personal de la 1350 Stockton y la 371 Broadway asistan cada dos años a cursos de capacitación sobre los requerimientos de vivienda digna y contra la discriminación, entre otras medidas.
“Ha sido un largo camino para estos inquilinos. En todo momento han tenido que enfrentarse a sistemas que han operado para dejarles fuera, desgastarlos y desanimarlos a hacer valer sus derechos y a obtener ayuda. La pandemia no facilitó las cosas”, dijo Winnie Kao, abogada principal del Asian Law Caucus. “Este caso demuestra que, a pesar de todos esos obstáculos, cuando los inquilinos se unen y perseveran, pueden ganar”.
“Este caso trata la más básica de las necesidades humanas: poder vivir en paz en tu propia casa. Los propietarios de toda la ciudad deberían estar sobre aviso: no se puede vigilar a los inquilinos, tirarles la ropa, imponerles multas exorbitantes o emplear otras tácticas para intimidar y acosar”, dijo Shelby Nacino, abogada de Legal Assistance for the Elderly.
“Estos inquilinos demandantes son desvalidos. Enfrentados a un acoso y una discriminación absolutos, se armaron de valor para demandar a su propietario, lo cual es desalentador para cualquiera. La dedicación y el trabajo duro de los inquilinos en este litigio fueron decisivos, guiados por un mensaje sencillo: las personas deben sentirse seguras para vivir sus vidas en sus propios hogares. Si bien este resultado no corrige totalmente un error de nuestros demandantes, estamos satisfechos con el resultado y agradecemos que hayan sido capaces de perseverar a través de este desafiante caso”, dijo Daniel Richards, abogado de Ropes & Gray LLP, que actuó como co-asesor de los demandantes.
“Ya sea que hablemos chino, inglés o español, que hayamos nacido en San Francisco o que lo hayamos convertido en nuestro hogar, podemos unirnos y asegurarnos de que todos tengamos un lugar acogedor, seguro y pacífico para vivir”, dijo el Sr. Wing Hoo Leung, presidente de la Asociación de Inquilinos de la Comunidad. “Desde el acuerdo con Valstock Management hasta los nuevos derechos sindicales de los inquilinos de San Francisco, estamos invirtiendo la tendencia y poniendo el bienestar de la gente por delante del desplazamiento, la discriminación y el acoso sin control”.
En 2017, más de 100 personas se manifestaron frente al edificio de apartamentos gestionado por Valstock Management en el 1350 de la calle Stockton, llamando la atención de toda la ciudad sobre la supuesta discriminación y el acoso de la empresa. The Community Tenants Association sigue ayudando a los inquilinos de Chinatown a defender a sus vecinos y a hacer que los propietarios y las empresas de administración sean responsables de sus derechos. En abril de 2022, los inquilinos de San Francisco ganaron su derecho a formar sindicatos en sus casas, y desde entonces los inquilinos de más de 30 edificios gestionados por otra empresa de administración inmobiliaria, Veritas, han presentado peticiones para formar sindicatos.